Un mundo sin paisaje

Luisa Fortes es la protagonista que escribe las memorias del prólogo de su vida

Sonia López Maestro

Sonia López Maestro / DDM

Aránzazu Miró

Aránzazu Miró

La mejor finalidad de los premios literarios bien dados es el descubrimiento de nuevos escritores, que gracias al premio consiguen esa tan difícil primera publicación. Entresijos editoriales y de premios en que mejor no vamos a meternos (ya lo hace Pérez Reverte a su manera...) aunque de esta edición del Premio Camilo José Cela de Novela Ciudad de Palma 2024 conviene destacar el que imagino buen nivel de los proyectos presentados; si esta novela que ha obtenido el galardón llevaba visos de quedar solo finalista, significa que el jurado lo tuvo difícil entre las merecedoras de premio. No he conseguido leer el título que se anunció en primer lugar, porque como ganador de otro premio se ha editado en México y la distribución de lado a lado del Atlántico no funciona nada bien. Sí he podido ojear algunas obras previas de la autora.

Quizá ese sea precisamente motivo de satisfacción, porque el texto que sí ha recibido el premio es el estreno novelístico de la leonesa Sonia López Maestro, y su libro alcanza un nivel de excelencia; me alegro por ella, por nosotros los lectores y por el prestigio del premio, que además de celebrar a Cela, no deja de ser uno de los que lleva el nombre de la ciudad.

Demasiado preliminar para una novela con una curiosa estructura: cuatro partes de muy diferente medida, en que la última se titula Prólogo. Magnífico segundo final a la novela, que concluye la historia en la tercera parte, y sin embargo incorpora este cierre conclusivo que es, a la vez, esperanzador.

Luisa Fortes Fortes es la protagonista que escribe las memorias del prólogo de su su vida. «Lo malo de la vejez es que dura mucho», abre con un inicio espectacular; y es que narrando narrando, con un fluir portentoso en un tono de cercanía, de confidencia y de aproximación a la escritura (ella justifica su atrevimiento como participante en un taller de escritura) escribe como del tirón, sin puntos y apartes más que los que exige la entrada de algún diálogo, en un lenguaje muy rico y estudiado como para no parecerlo, en el que las repeticiones resultan entrañables: «era tan amable, pero tan, tan amable»; así nos propone un repaso sanísimo a los prejuicios, la maldad social, el racismo, la osadía de la ignorancia y la bondad como don. Menudo recorrido por la España de los años sesenta que nos permite reconocer en cuántas cosas no hemos evolucionado casi nada más que en las formas.

En una historia de lo más sencilla, tenemos estereotipos como metáforas de todas las maneras de actuación social en que se vislumbra la «tiranía de lo cotidiano», porque es una historia de la menudencia de la vida. Con toda la reflexión que se podría extraer, o la simple delicia de su lectura, donde la nieve del título y el vapor de la portada están muy bien traídos; el mundo, sin paisaje, se queda en nada.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents